Por Carin Lanzillotto.
Los recursos nacionales para La Rioja se demoran (coparticipación y extra), y la obra pública está morosa con los contratistas. El acuerdo con el FMI por la deuda impagable de Macri se muestra en lo que es: todo para la deuda y para el pueblo muy poco.
Quintela sufre esta falta de recursos, y también lo sufre Inés BYD, la intendenta de Cambiemos. Los únicos recursos para gestión que tiene Inés son los 200 millones mensuales que le dio el FDT en el presupuesto nacional. Hace 60 días el estado de la ciudad era pésimo. Ahora está peor.
Inés ya ni siquiera tiene para cubrir la planta de personal, y depende de los favores de Quintela para pagar a los nuevos funcionarios y empleados de la cuenta Banco Macro. Quintela ya no quiere aportar y es probable que la cuenta Macro quede al descubierto.
Por más que los riojanos no quieran a La Cámpora, La Cámpora tenía razón: no había que firmar el acuerdo con el FMI. Alberto lo firmó y legalizó, un enorme error político que estamos pagando todos.
Los jóvenes están comenzando a entender: si no querés arreglar, el FMI y sus socios locales te bombardean con el default. Si arreglás, te bombardean con la miseria. Tendríamos que haber debatido si no era mejor el default que esta miseria, pobreza e inflación.
Macri se bajó de la candidatura porque no le dan los votos. Macri es la deuda y el electorado lo entendió. Sería interesante que también se baje Alberto Fernández, ya que legalizó la deuda. Así tendríamos más despejado el horizonte electoral.
De cualquier manera, el FMI sigue gobernando la Argentina, desde Macri hasta Alberto, y seguirá gobernando con el próximo Gobierno. Si llega Cambiemos, el fondo va a gobernar en forma directa. El FDT podría darle otra opción al pueblo, siempre que asuman que no se puede estar bien con todos. Es el FMI o el pueblo, y no este concubinato.
